ULTRAFONDO

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jueves, 15 de diciembre de 2011

FRAGMENTO EN BORRADOR DEL LIBRO 'EL DÍA QUE UNA CARRERA CAMBIÓ MI VIDA'


'Así que empecé a llevar a cabo grandes cabalgadas contra la distancia. Como aquello asombraba a la mayoría de la gente de bien, muchos y muchas comenzaron a decir que estaba loco. Que algo había en mi cabeza que no funcionaba bien. O, dicho de otro modo, como me habían profetizado en la escuela prima: que tenía un ‘problema interno’. Así, poco a poco, sin buscarlo, me fui haciendo con un pequeño grupo de amigos que seguía con cierto interés mis actividades y con otro mayor de enemigos, cuya aversión hacia mí y a todo lo que hacía traspasaba las fronteras de la animadversión y llegaba hasta el odio. Máxime cuando muchas veces no supe tener la boca cerrada cuando debiera hacerlo. Fui antipático cuando debiera resultar agradable. Y, en suma fui todo lo contrario de lo que son los arquetipos bien educados. Pero, en definitiva, qué se podía esperar de un tipo que venía de la mina, de los túneles o de los ferrocarriles y que estaba acostumbrado, cuando la ira le cegaba, a cagarse en Dios y en la Virgen. Y que, para mejor remate de faena, tenía un aspecto como de hecho a retales. Un mes tenía un cabello decente y dos más tarde parecía que había sido contagiado por la sífilis o la lepra. Así que quienes no solo no valoraban mi esfuerzo  --como ahora también—sino que me consideraban un trasgresor de las buenas costumbres, la ética y tal vez la moral….'(Millariega)

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