ULTRAFONDO

ULTRAFONDO

jueves, 15 de diciembre de 2011

FRAGMENTO EN BORRADOR DEL LIBRO 'EL DÍA QUE UNA CARRERA CAMBIÓ MI VIDA'

''...Recuerdo que se lo dije a la americana Amanda Paschal, una californiana que no sé lo que hacía en Atenas y que me hizo una foto que nunca me envió. Un poco antes, había tenido que parar en un pueblo para firmar autógrafos a un montón de niños....... Pero a partir del kilómetro 140 comencé a vomitar y mi estómago fue empeorando hasta que ya pude comer ni beber nada. Era el fin. Pedí a los médicos de la prueba que me diesen algún medicamento para el estómago, pero no quisieron. Es más, tenía una herida en un glúteo y tampoco desearon saber nada de ello. Así subí la pared vertical que es monte Parthenio ayudado por el japonés Syo Nishi en muy malas condiciones. Llegué a la cumbre, descendí y pasé un auténtico calvario hasta que ya mi estómago no puedo más, en el kilómetro 170. Fue una pena. Un año entero de trabajo perdido: siete mil kilómetros de entrenamiento y un sacrificio sobrehumano diario para mantener los programas marcados. Llegué a conocer la cara triste del ultrafondo en toda su magnitud. Siempre me pregunté por qué había tenido aquella racha de mala suerte. Pues por algo muy simple: porque a alguien le tiene que tocar esa mala ventura y en esta ocasión había recaído en mí. Es como el que se muere, ‘con lo bueno que era’, dicen hasta sus enemigos. ¿Por qué no pudo pasarle a otro?. Pues no: se ha muerto él.' (Millariega).

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