ULTRAFONDO

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jueves, 12 de enero de 2012

HÉROES DEL ASFALTO: RAFAEL CABELLO

RAFAEL CABELLO GONZÁLEZ
San Martin del Rey Aurelio
(Principado de Asturias)


Soy chapista, estoy casado y tengo dos hijos. Comencé a practicar atletismo en el colegio porque me gustaba y además me divertía. Ya de mayor, pasé a formar parte del club ‘Km. 0’. Corrí la prueba de 100 km. en Santa Cruz de Bezana (Cantabria) en el año 1996, empleando un tiempo de 10 horas y 34 minutos. Decidí adentrarme en ese mundo de las largas distancias por el simple afán de aventura, por tener sensaciones nuevas. Fui a participar sin ningún tipo de tensión, si bien no pude desprenderme de una cierta sensación de atrevimiento, lo cual me constataba también mi familia y los amigos.
Yo sabía que era una prueba distinta a la maratón. Por ello realicé entrenamientos mucho más duros que los que llevaba a cabo para los 42 kilómetros.
No puse en práctica ningún sistema de alimentación especial. Comía de todo, aunque, eso sí, bebía unos 3 litros de agua al día. Tampoco utilicé ningún aporte energético especial en los entrenamientos.
La carrera me resultó dura —tuve muchos problemas en las uñas de los pies—, como a todo el mundo que la concluye, pero ello quedó compensando con la gran alegría que sentí al final por haber resuelto satisfactoriamente ese reto que me había planteado.
Y como de todas las experiencias se aprende algo, los 100 kilómetros me sirvieron además para aumentar mi capacidad de soportar la fatiga física y mental, así como como el dolor que produce un esfuerzo tan grande.
Siempre se pregunta al atleta de maratón y de 100 km. si se encontró con los ‘muros’. Solo puedo decir que me los encontré todos…, pero quizás el punto más crítica de esa prueba sea el kilómetro 70.
Cuando vuelves a casa, siempre te enfrentas a alguna crítica. Es consustancial a la prueba. Muchas felicitaciones y algún comentario negativo. Me sentí un poco dolido, porque el fisioterapeuta me dijo que no estaba preparado, aunque yo pienso que cumplí de sobra mi objetivo, que no era otro que el de terminar la exigente carrera. Porque además tampoco dispongo de mucho tiempo libre y uno de los mayores inconvenientes que plantea el participar en los 100 km. es que se necesitan muchas horas para entrenar y acondicionarse debidamente. Desde mi punto de vista, hice milagros, teniendo en cuenta las jornadas tan largas de trabajo que tengo.
En cualquier caso, puede que repita la experiencia. Y mi consejo es que cualquier atleta —hombre o mujer— que se halle debidamente preparado, que lo intente. Es una aventura que merece la pena vivir. Aunque, a mi modo de ver, la primera vez sería conveniente ser guiado por un profesional.
Corrí muchas carreras de todo tipo y distancias. Pero en los 100 km de Santa Cruz de Bezana tuve la ocasión de vivir una jornada de gran ambiente y compañerismo, con una buena organización. Algo similar a cuando ascendí al Pico Veleta (Granada). Aunque otra prueba que recuerdo con cariño es la maratón de Avilés, prueba en la que entré en contacto por primera vez con José M. García-Millariega, una gran persona y compañero, del que destacaría su ayuda, consejos y profesionalidad.

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